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El Pódium más feliz
David Ayala
Aunque no solemos comentar temas de F1 en nuestro blog por la apabullante información que hay habitualmente en la red, el resultado final de la carrera de ayer me obliga en cierto modo a romper dicha tradición.
La decepción de la afición española debido al abandono de Fernando Alonso tuvo en muchos casos su recompensa, pues para un gran número de aficionados casi tan importante como ver a Fernando ganar es comprobar que su archirival del pasado año se queda sin puntuar. He de reconocer que no me apenó ver a Hamilton parado al final del Pit Lane, pero su error se llevó por delante a Raikkonen que, sin comerlo ni beberlo y cuando estaba en clara disposición de ganar el Gran Premio, se quedó fuera de carrera. Nico Rosberg también se vió afectado, aunque en este caso por error propio, ya que al fin y al cabo le ocurrió exactamente lo mismo que a Hamilton.
De cualquier forma, este post lo escribo sobre todo por la alegría de quienes ocuparon el pódium. Como en todas las historias, unos lo disfrutaron mucho más que otros. Heidfield fue, sin duda, el menos sonriente de los tres. No debemos olvidar que, si su segundo puesto es casi histórico, quien ocupaba el primer lugar del cajón era su compañero de escudería, que a la postre es siempre el primer rival con el que uno debe medirse en una carrera.
Quienes no podían ocultar su enorme satisfacción fueron Kubica y Coulthard. Ninguno de los dos olvidará la accidentada y curiosa carrera de ayer, y raro será que la primera victoria del polaco no coincida con la última vez que el ex-campeón del mundo se suba al cajón en su dilatada historia como piloto. O vuelven a juntarse los astros como ayer, o el rápido y valeroso David no tendrá otra oportunidad para estar entre los tres primeros. Después de tan dilatada carrera como piloto, se lo merece.
Sí, fue una carrera marcada por las circunstancias, y fue una carrera que jamás olvidarán los integrantes del podium. Por cierto, que a Fernando Alonso le deben entrar pesadillas con la trasera del BMW de Heidfield que, carrera sí, carrera también, termina por parar el arrojo del español.
