El crepúsculo coñazo del rey Fernando TeleV

Érase una vez un 'reino negocio'

@Nacho Gay - 07/04/2008

Érase una vez un reino reinado por un rey español. Un reino itinerante y festivo. Un reino intermitente. Un reino con un gran número de súbditos y un pequeño número de beneficiarios, como lo son todos. Un reino gestionado por unos tipos que paseaban en yate, usaban gafas de tres mil dólares y exhibían como trofeos de pista los ‘pibones’ que les procuraba la exaltación de lo kitsch.

Érase que se era un reino de magnates.

Érase una vez un reino retransmitido íntegramente vía satélite. Un reino de audiencias millonarias. Un reino sobrevalorado, sobredimensionado, sobreexpuesto. Un reino que abría y cerraba telediarios, que desplazaba los informativos de la ‘parrilla’ y las verdaderas noticias de los informativos.

Érase que se era un reino coñazo.

Érase una vez un reino reinado por un rey antipático y vanidoso. Un reino donde imperaba la ley del silencio en torno a la figura del monarca, como ocurre en todos. Un reino cuyos pobladores profesaban de forma obligada una religión pagana llamada alonsomanía. Un reino cuyo rey fue destronado, pero que aun así sigue siendo 'rentable'. Un reino que, por suerte o por desgracia, ya no lo es tanto.

Érase que se era un 'reino negocio'. El signo de los tiempos