BYD (Build your Dreams) es un fabricante de automóviles chinos conocido por su filosofía de copiar & pegar. Ya hemos hablado anteriormente aquí de esta marca, cuyo emblema era, hasta hace poco, un logotipo de BMW con un par de retoques aquí y allí. Junto con GreatWall y Geely, es una de las marcas que más coches copia, pues no hay ningún modelo en su gama que sea original. Caixin Online, un sitio web chino sobre economía, industria y finanzas, ha publicado un artículo en el cual revela el secreto del éxito de BYD. El origen, el por qué de su forma de hacer y cómo lo hacen para convertirse en el mayor fabricante chino.
BYD empezó siendo un fabricante de baterías de teléfonos móviles. Nació en 1995, pero no fue hasta 2003 que nació el fabricante de vehículos que conocemos ahora, gracias a la adquisición de una empresa de automóviles. Li Xuelin era un trabajador de BYD, y un día recibió una orden de su jefe: desmontar pieza a pieza su Mercedes-Benz S 300. ¿Para qué?, os preguntaréis algunos. Sencillo: desmontarlo para saber cómo lo montaron y poder copiar el proceso. Algo tan simple como esto fue lo que ha conducido a BYD a ser uno de los fabricantes chinos más importante, por no decir el que más.
Desde entonces, BYD invierte anualmente miles de euros en comprar productos extranjeros, desmontarlos y calcarlos, usando materiales fabricados en China pero imitando a los japoneses, americanos y europeos.
¿Descarado? Sí, mucho, no hay duda. Pero no es la única marca que lo hace, pues según parece Great Wall tiene una filosofía similar. En Noviembre de 2008, cuando GW aún preparaba su versión del Scion xB, un fotógrafo espía se “coló” dentro de la fábrica y vio un coche con los logotipos tapados. Cuando no había nadie, decidió quitar el cartón que cubría los emblemas y descubrió que se trataba de un Scion xB de verdad, usado como modelo para fabricar el GreatWall Coolbear.
Así también nació BYD como fabricante de baterías: el jefe decidió construir su propia línea de producción de baterías cuando vio que el mismo proceso pero con baterías Sanyo costaba 11 millones de yuanes anuales (el de BYD baja hasta sólo 1 millón).
BYD invierte poquísimo en publicidad, y lo hace creando sus propios anuncios sin recorrer a ninguna agencia. La mayoría del presupuesto la invierte en comprar una unidad de un producto extranjero para desmontarlo y fabricar decenas de miles de productos idénticos a mitad de precio. Los trabajadores de la sección de baterías trabajan en condiciones infrahumanas, casi sin espacio. Según el jefe de BYD, usan mano de obra humana siempre, a no ser que sea imprescindible el uso de máquinas. Eso y el hecho de prescindir de secciones de creación propia supone un recorte de gastos brutal, y con poco dinero pueden crear más productos.
Gracias a la división de fabricación de baterías, BYD ha empezado a inundar el mundo de vehículos eléctricos, adelantándose así a los fabricantes japoneses, europeos y americanos que llevan tiempo trabajando en coches de emisiones cero.
Los japoneses empezaron copiando, y ahora son los más grandes del mundo junto con GM y Ford. Los coreanos hace unos diez años que están subiendo de calidad casi exponencialmente para situarse en un buen nivel. Y los próximos en crecer serán los chinos. Por mal que pese, y aunque parezca injusto que se aprovechen del esfuerzo de los otros para crecer, los chinos tarde o temprano acabarán siendo un rival al que habrá que vigilar.
Vía: Caixin Online
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