Cuando pensamos en el primer automóvil de la historia nos viene a la cabeza el triciclo motorizado de Daimler, pero realmente hablaríamos del primer vehículo con motor de combustión interna. Ya había automóviles incluso a finales del siglo XVIII, con prototipos experimentales propulsados mediante vapor – con su caldera incorporada – como el “Puffing Devil” de Cugnot, cuya fecha de construcción era el año 1769. Realmente, este tipo de vehículos comenzaron a ser más populares a finales del siglo XIX.
El protagonista de este artículo es el De Dion Bouton et Trepardoux Dos-a-Dos Steam Runabout, del año 1884. Este vehículo propulsado por vapor es completamente funcional y se ha subastado recientemente en el Hershey Auction de la casa de subastas RM, especializada en clásicos automovilísticos. El precio de salida era de 500.000$, para un vehículo ya completamente restaurado y en estado de colección. Cayó el martillo en 4,2 millones de dólares, que tras un 10% de “comisiones” para RM, quedaba en 4.620.000 dólares.
El pequeño triciclo fue originalmente encargado por el emprendedor francés De Dion, recibió el nombre de “La Marquise”. Se estima que sólo 20 unidades fueron producidas a finales del siglo XIX. Este vehículo de 127 años de antigüedad – leedlo de nuevo, impresiona su edad – sólo ha pasado por cinco propietarios y ha sido conservado por una misma familia durante 81 años. Como curiosidades históricas, fue el único vehículo en presentarse a la primera carrera de automóviles de la historia, celebrada en 1887.
Con un tanque de agua y suficiente carbón tenía una autonomía de 20 km y era capaz de alcanzar una espeluznante velocidad de 67 km/h. Me refiero a espeluznante porque no se producirían vehículos tan rápidos hasta casi entrado el siglo XX, y por aquél entonces la gente lo más rápido que podía desplazarse era en caballo. En 1997 este ejemplar – único superviviente de todos los Runabout – obtuvo dos galardones en el Pebble Beach Concours d’Elegance.